miércoles, 18 septiembre 2024

Nueva Canarias y su servilismo con el PSOE: Caraballo omite la presión de Junts en la crisis migratoria

S Calleja 

La reciente intervención del diputado Yoné Caraballo en el Parlamento de Canarias es un ejemplo claro de la desconexión entre la narrativa política y la realidad migratoria que vive el archipiélago. En un intento por exculpar a su propio partido, Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc), y al PSOE, Caraballo arremetió contra Coalición Canaria (CC) y el Partido Popular (PP), a quienes acusa de ser los responsables de la actual crisis migratoria y de las controversias que rodean la instalación de carpas para menores migrantes no acompañados en el muelle de Arrecife.

Caraballo centró su discurso en denunciar lo que considera una "demagogia bochornosa" por parte del PP, al señalar que estos se oponen al reparto de menores migrantes por el territorio estatal, mientras optan por instalar carpas en los muelles canarios. Según él, esto busca crear una imagen de desbordamiento migratorio para acusar al Gobierno de España y a Pedro Sánchez de una situación provocada, supuestamente, por las políticas de estos partidos.

Sin embargo, el discurso de Caraballo parece ignorar la complejidad de la situación migratoria en Canarias y simplifica la responsabilidad política a un juego de culpabilidades que excluye convenientemente a su propio partido y a sus aliados en el PSOE. Más grave aún, Caraballo hace trampas al no mencionar que el PSOE no ha podido solucionar el problema de la inmigración en Canarias porque tiene miedo de confrontar a sus colegas de ultraderecha en el Congreso, dirigidos desde Waterloo por Carles Puigdemont, líder de Junts.

El ataque de Caraballo a CC y PP carece de consistencia al no reconocer el papel del Gobierno central, liderado por el PSOE, en la gestión de la crisis migratoria en Canarias. Al tiempo que acusa a CC de mantener un "silencio cómplice", Caraballo evita señalar que su partido, aliado del PSOE, también ha sido incapaz de ofrecer soluciones concretas y efectivas a la crisis, en parte debido a la presión que ejerce Puigdemont y su partido desde su exilio en Bélgica.

El servilismo de Nueva Canarias con el PSOE queda en evidencia cuando Caraballo intenta desvincular a su formación de las críticas hacia el Gobierno central, a pesar de que este último también ha sido criticado por su gestión de la inmigración en las islas. La narrativa de Caraballo se centra en criticar a otros partidos, sin ofrecer soluciones reales o asumir responsabilidad alguna, lo que deja en claro su desconexión con la realidad migratoria que afecta a Canarias.

Al final, lo que queda es una defensa a ultranza del PSOE, un ataque previsible y poco fundamentado contra otros partidos, y una falta de autocrítica que sorprende por su evidente parcialidad y omisión de factores clave como la influencia de la ultraderecha catalana en la toma de decisiones del PSOE.

 

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