Lanzarote recuerda: 18 años desde la furia de la tormenta Delta
Foto elpejeverde.com. Norte de Lanzarote hace 18 años
S. Calleja
Hace dieciocho años, la isla de Lanzarote vivió una de las noches más tumultuosas de su historia reciente con la llegada de la Tormenta Delta. Aquella noche, los ciudadanos de Lanzarote sintieron la incertidumbre crecer, especialmente al conocer los estragos causados en otras islas como Gran Canaria y Tenerife, donde fenómenos costeros severos y vientos devastadores habían dejado su huella.
En Lanzarote, acostumbrada a la brisa constante, el viento alcanzó niveles sin precedentes. Soplaba del suroeste con una velocidad promedio de 70 kilómetros por hora, pero en algunos momentos las ráfagas superaron los 91 kilómetros por hora. Esa mañana, la isla se despertó transformada: postes de luz derribados, contenedores arrastrados, cristales rotos y señales de tráfico arrancadas de raíz.
Los bomberos trabajaron incansablemente, atendiendo más de cien emergencias en todos los municipios, con especial atención en San Bartolomé, Arrecife, Tías y Teguise, donde se reportaron numerosos desprendimientos y caídas de muros, postes y árboles.
Las fuerzas de seguridad, en un esfuerzo conjunto, intervinieron en labores de vigilancia y control, cerrando calles peligrosas como la Coronel Valls de la Torre en la capital, donde se tuvieron que instalar vallas para prevenir accidentes debido a la caída de cristales rotos.
Sin embargo, el símbolo más conmovedor de la tormenta para los lanzaroteños fue la caída del juguete de viento de César Manrique en Tahíche, un emblema de la isla que sucumbió ante la fuerza del viento. La fina capa de arena que cubrió la isla ese día aún permanece en la memoria colectiva, al igual que la tristeza por la pérdida de esta emblemática escultura.
Foto. Lancelotdigital
Más allá de los daños materiales, la agricultura de Lanzarote sufrió un duro golpe, con numerosos daños que marcaron profundamente la economía y el paisaje de la isla.