La transformación de la Playa del Reducto tras una semana de clausura
Foto.elpejeverde.com hoy
S.Calleja
Arrecife, Lanzarote - Hace una semana, la playa del Reducto, una joya urbana en el corazón de Arrecife, cerró sus puertas al público. Este cierre temporal, dictado por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno canario y ejecutado por el Ayuntamiento de Arrecife, se debió a preocupaciones sanitarias. Sin embargo, en el lapso de tan solo siete días, la playa ha experimentado una metamorfosis sorprendente, recordando a los días de la pandemia del COVID-19.
El mar, conocido por sus aguas habitualmente "cargadas" de bañistas, se ha transformado en un espejo de calma, presentando un paisaje de aguas mansas que invita a la reflexión. La ausencia de bañistas y la reducción de la actividad humana han permitido un regreso, aunque temporal, a una naturaleza más virgen y serena.
Las gaviotas, habitantes frecuentes pero a menudo eclipsadas por la actividad humana, han recuperado su reino. Se les observa tranquilas sobre la plancha de agua en un espectáculo que parece sacado de un documental de naturaleza. Es un recordatorio palpable de cómo la vida silvestre puede florecer cuando se le da espacio.
El Ayuntamiento de Arrecife, consciente de la importancia de la playa para los residentes y turistas, ha instalado paneles informativos en los accesos a El Reducto, detallando la prohibición temporal de baño. Esta medida, aunque necesaria, ha cambiado drásticamente el rostro de la playa.
El contraste es notable. Donde antes había risas de niños y el bullicio de las familias disfrutando del sol, ahora reina una quietud casi mística. La playa, sin las huellas en la arena de sus visitantes diarios, ofrece una visión de una belleza casi olvidada, una belleza que pertenece a la naturaleza en su estado más puro.
El programa de Vigilancia Sanitaria de Zonas de Aguas de Baños de Canarias continúa monitoreando la situación, en estrecha colaboración con la Concejalía de Playas. Mientras tanto, el Emisario Submarino cercano a la Punta del Camello permanece como un recordatorio de la influencia humana en estos ecosistemas.
Los habitantes de Arrecife y los amantes de esta playa esperan ansiosos el día en que puedan volver a sumergirse en sus aguas. Pero hasta entonces, El Reducto ofrece un espectáculo diferente: una visión de lo que podría ser si permitiéramos que la naturaleza siguiera su curso.