domingo, 08 junio 2025

El hongo canario Septoria sp. podría frenar la expansión de la calcosa

Pejeverde

La calcosa ya no es un enemigo desbocado en la Ruta de los Volcanes ni en el núcleo del Parque Nacional de Timanfaya. Veinte años de vigilancia y trabajos de restauración paisajística han permitido contener su expansión. Así lo afirmaron científicos y técnicos en las Jornadas sobre Especies Exóticas Invasoras celebradas en Mancha Blanca la semana pasada, en el marco del 50 aniversario del parque.

La planta, introducida desde El Hierro en los años 30 con fines forrajeros, nunca perteneció a los ecosistemas de lava que caracterizan Timanfaya. Aun así, ha colonizado el 60% del parque. Un 18% de la superficie exige aún actuaciones preferentes.

María Bernardos, bióloga y ambientóloga, ha rastreado 30 kilómetros de carreteras y caminos dentro del parque. Ha detectado solo seis especies invasoras en los márgenes, lo que, según dijo, refleja una gestión eficaz. Pero también advirtió que las carreteras son vectores de dispersión: “fragmentan hábitats” y facilitan la llegada de especies ajenas.

La científica insistió en que mantener la flora nativa en los bordes de las carreteras es esencial. Arrasarla, aunque se vea “limpio”, favorece la entrada de invasoras.

Desde la Universidad de La Laguna, el profesor Raimundo Cabrera trabaja en un posible control biológico. Su grupo ha identificado un hongo, Septoria sp., que podría actuar como micoherbicida natural contra la calcosa. Aún falta saber si es una o varias especies y su capacidad real. La idea es sumarlo a un manejo integrado que incluya el arranque manual, ya en marcha desde hace años.

Rafa Paredes, biólogo y director del Gabinete de Estudios Ambientales, coordina los trabajos de erradicación. “Es de los pocos casos donde podemos reconstruir el proceso de colonización paso a paso”, explicó. La planta se detectó por primera vez en los años 80.

Hoy, gracias a las cuadrillas de restauración, ya no queda en la Ruta de los Volcanes, salvo en laderas de difícil acceso. Un vídeo proyectado durante las jornadas mostró la dureza del trabajo.

RedEXOS: ciencia ciudadana y alerta temprana

RedEXOS fue el otro gran protagonista. Esta red de alerta temprana, gestionada por el Gobierno de Canarias, permite identificar y reportar especies invasoras antes de que se expandan. Ya son 3.000 los ciudadanos que colaboran a través de su aplicación móvil, con casi 800 taxones reportados.

Manuel Miranda, técnico de RedEXOS, recordó que una especie exótica se convierte en invasora cuando logra naturalizarse y desplazar a las nativas. Es el caso del rabo de gato, controlado en Lanzarote, o de la cotorra argentina, que ya suma 500 ejemplares en Arrecife, Playa Honda y Puerto del Carmen. Su control requiere una estrategia institucional más amplia.

Las cifras son duras: las invasoras son responsables del 60% de la pérdida de biodiversidad global y del 90% en islas como Canarias.

Félix Medina, biólogo del Cabildo de La Palma, alertó de que muchas especies nativas insulares perdieron defensas naturales por ausencia de grandes herbívoros. Las invasoras lo tienen fácil: compiten, hibridan, introducen enfermedades. Cabras, ovejas, muflones o conejos arrasan el territorio, comiendo hasta 3,5 kilos de plantas al día.

Pero el peor depredador, dijo sin rodeos, es el gato doméstico. En libertad, afecta a 175 especies. En 2014, en La Graciosa, mataron a 155 ejemplares de aves marinas como paiños y petreles.

En la clausura, Jonay Cubas advirtió que la flora canaria “agoniza” por culpa del cambio climático y de las especies exóticas. Pablo García, desde el Centro Isla de La Graciosa, subrayó la necesidad de educar para que no solo se protejan “nuestras mascotas”, sino todo el ecosistema.

Los expertos coincidieron: la solución pasa por tres frentes —prevención, coordinación y educación— si se quiere evitar que la biodiversidad canaria siga desapareciendo.

 

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