Bomberos de Lanzarote se suben al podio en maniobras de rescate
PEJEVERDE
Cartagena, España, hasta allí se desplazó el equipo de bomberos del Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote para medirse con otros cuerpos de élite del país. Y no volvieron con las manos vacías: tercer premio en equipo técnico, tercer lugar en maniobra indeterminada y, como guinda, un más que meritorio cuarto puesto en la clasificación general del Encuentro Nacional de Rescate de Accidentes de Tráfico y Trauma (ENRATT).
El presidente del Consorcio, Francisco J. Aparicio, no escatimó en elogios: “Nuestros componentes han demostrado que son capaces de resolver situaciones complicadas en accidentes de tráfico”. Él, junto al gerente Enrique Espinosa, acompañó al equipo en su despliegue en Cartagena, donde no se trataba de lucir uniforme, sino de probar reflejos, coordinación y sangre fría.
El equipo que llevó el nombre de Lanzarote al podio estaba formado por Chedey Tanausú Rodríguez Quintero, Rubén Tomás Guerra Rodríguez, Roberto Iván Betancort Corujo, Yoné Echedey Martín Fernández, Acaymo José Rodríguez Quintero y Néstor Crespo Rodríguez. En una de las maniobras indeterminadas, demostraron no sólo pericia técnica, sino temple. “Nos quedamos satisfechos sobre todo porque los bomberos dieron lo mejor de sí mismos”, subrayó Aparicio.
La competición recrea escenas de accidentes reales con atrapados, vehículos deformados y situaciones límite. Los equipos deben actuar como si se tratara de una emergencia real, con tiempos cronometrados y bajo evaluación técnica. La categoría de “maniobra indeterminada” exige a los participantes adaptarse a lo inesperado: cada equipo entra sin conocer el escenario y debe improvisar, como en la vida real.
La jornada fue una prueba de fuego sin llamas, donde Lanzarote dejó claro que la isla no solo presume de paisajes volcánicos, sino de profesionales capaces de lidiar con lo imprevisible. Como lo hacen cada día en las carreteras de Lanzarote y La Graciosa. “Nuestros bomberos seguirán velando por la seguridad de todos los ciudadanos, mediante rápidas actuaciones que buscarán siempre salvaguardar el bienestar de todos”, concluyó Aparicio.
Competir en un simulacro puede parecer menos heroico que apagar un incendio. Pero es precisamente ahí, en la calma tensa del entrenamiento extremo, donde se gesta el verdadero heroísmo. Los bomberos lanzaroteños lo saben. Y lo han vuelto a demostrar.