viernes, 25 abril 2025

El Torrelavega se queda sin medalla tras colgarse PSOE y CC la suya

S.Calleja

La Sociedad de Cultura, Recreo y Deportes Torrelavega ha sido galardonada con la Medalla de Oro de Canarias 2025. Aplausos merecidos. Ocho décadas de historia, un barrio entero empujando, y un legado que va más allá del fútbol o el teatro. Pero esta crónica no va de Torrelavega. Va de quienes, desde los despachos de Arrecife y el Cabildo, han convertido este homenaje en un acto de autopromoción política que roza la desvergüenza.

Los gobiernos insulares y municipales no han tardado en lanzarse a la carrera de los méritos. El PSOE, campeón en esto del autoelogio, ha salido el primero a decir que fue su idea. Que si moción conjunta, que si liderazgo institucional, que si compromiso con la historia. Como si la historia la escribieran los grupos parlamentarios y no la gente que montó una sociedad cultural con sus manos, sus ahorros y sus ganas cuando no había ni subvenciones ni notas de prensa.

No se queda atrás el Cabildo. Oswaldo Betancort, en un alarde de humildad inversa, felicita “en nombre de toda la corporación” a Torrelavega, recordando que la propuesta fue “impulsada de forma unánime” desde su institución. Más que un reconocimiento, parece una campaña electoral con fecha en el calendario escolar: 30 de mayo, Día de Canarias. Fiesta y foto.

En Arrecife, la concejala de Cultura, Abigail González, dice que la Sociedad ha sido “mucho más que un club”. Cierto. Y justo es reconocer que, bajo su responsabilidad, el Torrelavega volvió a contar con apoyo institucional después de años de silencio presupuestario —desde los tiempos de Rafael Juan no recibía subvención alguna—. Además de la ayuda económica, quienes están dentro aseguran que siempre que Toñín llama a su puerta, ella responde, y más de una vez ha echado una mano más allá de lo esperado. En los carteles de cada actividad, el logo de Cultura Arrecife aparece como respaldo visible. Puede que no todo llegue a tiempo, pero al menos, esta vez, llegó.

 

La paradoja es cruel: los verdaderos protagonistas del premio, los socios de Torrelavega, son los únicos que no han hablado. Porque tienen la elegancia del silencio. Porque saben que el mérito no se grita, se demuestra. Porque, a diferencia de los políticos, no tienen necesidad de convertir la dignidad en propaganda.

Esta medalla debió ser un homenaje sincero a un esfuerzo colectivo y anónimo. Ha terminado siendo un espejo deformado donde se reflejan las carencias de nuestros dirigentes. Una muestra más de cómo en Lanzarote la política no celebra lo que es de todos, sino lo que puede utilizar como propio.

¡Felicidades!

 

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