viernes, 25 abril 2025

Cada lluvia es una derrota

 

Vista aérea de Arrecife, década de 1930. Colección particular

S.Calleja

 

 

Desde 1953 hasta el pasado sábado, Arrecife ha sido víctima de sus propias omisiones. Las lluvias de 1980, con más de 120 litros por metro cuadrado, dejaron centenares de viviendas inundadas. Las de 2011 convirtieron Argana en un barranco urbano. En 2023, las precipitaciones súbitas volvieron a desbordar la ciudad. Y en abril de 2025, el agua reclamó su cauce. Emergencia insular, calles convertidas en ríos y una pregunta que nadie contesta: ¿qué se ha hecho en estos años para evitarlo?

 

 

“Llevamos décadas viendo esto. Y siempre lo mismo: excusas, informes, promesas y olvido”, dice Juan, vecino de Maneje. Carmen, en Argana Alta, lo resume mejor: “Mi hija ya duerme con botas cuando anuncian lluvia”. Estos no son casos aislados: son cientos los ciudadanos que, cada vez que las nubes se asoman, miran con miedo sus techos, sus puertas, sus calles. La normalización del desastre es una de las formas más tristes del abandono político.

Alcaldesa Eva de Anta tras una lluvia intensa en Arrecife

 

El Plan Integral de Pluviales, anunciado por el Cabildo desde 2010, duerme el sueño de los justos. El Consorcio del Agua elaboró estudios, los alcaldes convocaron ruedas de prensa, los técnicos redactaron informes. Pero las obras no llegaron. El dinero, cuando lo hubo, no se ejecutó. Y mientras tanto, las alcantarillas siguen vomitando aguas fecales cada vez que llueve. Entre Tenerife y Las Palmas se reparten la competencia, pero el agua siempre cae en Arrecife.

 

Hay que dejar de achicar con baldes. Lanzarote necesita obras estructurales, no más notas de prensa. Proyectos como Los Caminos del Agua, concebidos hace más de una década, proponían recuperar la lógica natural del territorio: identificar cauces, proteger las zonas inundables, canalizar los barrancos con respeto al paisaje. Una vecina de Argana lo ha dicho alto y claro: sin planificación hidro social, todo esfuerzo será inútil.

El antiguo Arrecife estuvo separado del resto de la isla por un estrecho brazo de mar (Comentario de 

Agustín Demetrio Pallarés Lasso

 

Estas son las acciones necesarias y urgentes:
• Construcción de una red moderna de drenaje pluvial, especialmente en zonas críticas como Argana, Maneje y centro urbano.
• Rehabilitación y señalización de los antiguos cauces naturales para integrarlos en el planeamiento urbano.
• Inversión en pavimentos permeables y urbanismo sostenible.
• Creación de un observatorio insular del agua que coordine ciencia, técnica y comunidad.
• Asignación plurianual de fondos reales, con ejecución vigilada por organismos independientes.

 

Arrecife no necesita más diagnósticos, necesita voluntad. No hay tormenta perfecta, hay gestión imperfecta. La ciudad del Charco no puede seguir flotando sobre promesas. Si no se actúa ya, la próxima lluvia no será solo una noticia: será una tragedia anunciada. Y esta vez no valdrá decir que fue imprevisible.

 

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