UGT, CCOO y PSOE en Lanzarote: ¿Defensores de la clase trabajadora o actores en un teatro político?
Socialistas y sindicalistas juntos en Arrecife hoy. Foto PSOE
S. Calleja
La política en Lanzarote se ha convertido en un escenario donde el PSOE, junto con los sindicatos, arrodillados a la izquierda, como UGT y CCOO, protagoniza una obra teatral llena de imposturas y mensajes ensayados. En cada oportunidad que surge algo que defender, aun cuando en pasadas gestiones insulares, lideradas por ellos mismos, no defendieron dichas causas, los socialistas se alzan como los paladines de la justicia y protectores de la clase trabajadora. Pero, ¿cuán genuina es esta postura?
La realidad nos muestra una faceta diferente de los sindicatos, que aunque históricamente han sido pilares en la lucha por los derechos laborales, en tiempos recientes su acción ha sido tibia, especialmente frente al actual gobierno de Pedro Sánchez. No se han movilizado de manera significativa, a pesar de contar con razones para hacerlo, lo cual nos lleva a cuestionar su compromiso real con la clase trabajadora que dicen representar.
En un acto reciente, estas organizaciones, acompañadas por miembros del PSOE, han elevado la voz contra lo que denominan las "derechas"- menudo aburrimiento de mensaje-. Sin embargo, este argumento carece de base cuando se examina la composición actual del gobierno nacional y su clara orientación hacia la izquierda. La crítica parece entonces más un acto de teatro, un intento de desviar la atención de las falencias propias, que una genuina defensa de principios democráticos.
La retórica actual del buen socialista fiel a a Sanchez es siempre la misma y no ayuda a mejorar esta percepción. Sus discursos, cargados de palabras como "bulos", "desinformación" y "fango", y adornados con frases que suenan grandilocuentes pero vacías como "apuesta por la dignidad" y "en defensa de la democracia", parecen más un guion bien estudiado que una respuesta honesta a las necesidades de los ciudadanos. Estos impostados modernos, en sus intervenciones, parecen más preocupado por mantener una imagen que por enfrentar con honestidad los problemas reales del país y de Lanzarote en concreto.
La situación es frustrante porque muestra un panorama en el que la política se ha convertido en un juego de apariencias, donde lo que prevalece son las estrategias para mantener el poder y no las acciones concretas para mejorar la vida de las personas. Los ciudadanos de Lanzarote, y de toda España, merecen más que actos teatrales; necesitan líderes que realmente aboguen por sus necesidades y trabajen de manera transparente y eficaz.