miércoles, 17 septiembre 2025

Del hobby a la multa: operar un dron cerca del aeropuerto es un riesgo y una infracción

Pejeverde

El caso es clarísimo: vuelo no autorizado en espacio aéreo restringido, a menos de dos kilómetros de la cabecera, y maniobras sobre personas. Da igual que el aparato pese 249 gramos o que se trate de un modelo “de aficionado”: las limitaciones cerca de un aeropuerto no dependen del peso, sino del lugar y del tipo de operación. En el entorno de un aeródromo rige la prioridad absoluta de la seguridad aérea. Aquí, el margen de error es cero.

En Lanzarote ya sabemos —porque lo hemos vivido— que un dron mal operado puede alterar la operativa de Guacimeta: esperas en circuito, desvíos, demoras en cadena y decenas de pasajeros afectados sin haber hecho nada mal. La isla se juega su pulso diario en esa pista. Un vuelo irresponsable a baja altura en la playa, un artilugio cruzándose en trayectoria de aproximación o el simple despegue dentro del CTR o del ATZ sin autorización bastan para detener una programación entera.

 

El marco legal no deja resquicios. Volar drones en las proximidades de un aeropuerto está prohibido salvo autorización expresa de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea y la coordinación correspondiente. Las operaciones en espacio controlado sin permiso, o que vulneren las servidumbres aeronáuticas, son infracciones muy graves con sanciones que pueden oscilar entre 90.001 y 225.000 euros, además de las responsabilidades por el riesgo creado o los daños ocasionados. También hay infracciones graves y leves con cuantías menores, pero ninguna sale barata si se pone en peligro una aproximación o un despegue.

La moraleja para quien vuele en Lanzarote es sencilla. Si estás cerca de Guacimeta, no despegues. Si tienes dudas, no despegues. Consulta las zonas geográficas UAS, confirma si tu operación encaja en la normativa europea vigente, registra al operador, forma al piloto a distancia y vuela siempre en línea de visión y con altura y distancias legales. Y recuerda: que tu dron sea pequeño no te exime de respetar el espacio aéreo. La Guardia Civil vigila y actúa; la seguridad de los pasajeros y tripulaciones va primero.

La afición responsable es compatible con la isla. Lo que no cabe es jugar a la ruleta rusa con la pista. En Lanzarote, un descuido con un dron no es una travesura: es un riesgo real y un problema caro.

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