Frente a la sede del PP, según el vecino: la suciedad que pone a prueba al Ayuntamiento
Pejeverde
Un vecino de Arrecife nos escribe alarmado. Adjunta fotos y habla de “ratas”, bolsas, escombros y maderas en un solar que se usa como aparcamiento “casi en el centro”, zona de La Vega, calle Doctor Juan Negrín. Añade un detalle que interesa: está “frente a la sede del PP y del bingo”. El mensaje va directo al alcalde y al concejal de Limpieza: “hay dinero para festejos y no para limpiar”. Las imágenes no necesitan demasiada explicación: botellas, cartones y restos pegados al bordillo. Pasar por allí, dice, “da asco”. Y es que no hablamos de una esquina perdida, sino de un punto vistoso.
La ordenanza municipal de limpieza obliga a mantener los solares en condiciones de salubridad y ornato. Si el propietario no cumple, el Ayuntamiento puede ordenar la ejecución, fijar un plazo y, si persiste el abandono, limpiar de forma subsidiaria y pasar la factura. Sencillo sobre el papel; útil cuando se aplica.
La verdad es que la hemeroteca local está llena de casos: avisos a propietarios, órdenes de ejecución, vallados y, cuando toca, limpieza municipal a costa de la propiedad. A veces incluso se cierran accesos para cortar el uso incívico. No es ciencia espacial; es aplicar un protocolo que Arrecife ya conoce.
Aquí se da la paradoja: es privado, sí, pero lleva años funcionando como aparcamiento informal en pleno corazón de la ciudad. Además —y esto lo subraya el vecino— queda justo enfrente de la sede del partido del alcalde. No es un tema de banderas, sino de higiene y ejemplo. Si este punto visible continúa así, el mensaje que se transmite es nítido: la ciudad tolera la suciedad cuando le conviene. Y no debería.
Lo razonable es una inspección, orden de ejecución a la propiedad (limpieza y cerramiento), plazos concretos y, si no hay respuesta, ejecución subsidiaria y sanción. Además, controles de vertidos y vigilancia mínima: no se trata de limpiar la arena de la playa una vez al año, sino de barrer el salón de casa todas las semanas. Porque de eso va la convivencia: de rutinas básicas que evitan el bochorno.
En resumen, normas hay y precedentes también. Lo que pide el vecino es simple: que aquí se haga lo mismo que en otros solares abandonados. Y que se haga ya, porque la basura no espera a los plazos administrativos.