Óscar Noda, verdadero artífice de los cruceros boutique en Playa Blanca
S.Calleja
El Gobierno Canario ha sido reconocido recientemente por su papel a la hora de atraer cruceros boutique a Playa Blanca tras el anuncio realizado en sede parlamentaria. Enhorabuena al presidente insular, Oswaldo Betancort, por sumarse al aplauso, aunque sea con retraso. Sin embargo, el camino ya estaba trazado mucho antes por el alcalde de Yaiza, Óscar Noda. Sin su perseverancia —y su capacidad para soportar burlas y desaires— hoy no habría compromiso que celebrar.
En mayo de este año, Noda consiguió el interés formal de seis navieras de lujo para atracar en el muelle sureño, según confirmó Puertos Canarios. El estudio de competitividad que él impulsó cifró en un millón de euros el impacto de apenas veinte escalas boutique, un argumento contundente que obligó a la administración regional a tomarse el proyecto en serio. Mientras otros contaban votos, Yaiza hacía números de retorno económico.
A principios de 2024, Noda se reunió con el consejero Pablo Rodríguez para exigir una acción comercial urgente y pedir a Promotur que colocara a Playa Blanca en el radar de los armadores. De aquel encuentro salió la garantía —hoy corroborada— de que el puerto sureño recibiría cruceros en la temporada 2025-26. Fue la negociación discreta, y no el ruido de titulares, la que fue abriendo puertas en el sector.
No todos los encuentros resultaron un camino de rosas. Cuando en octubre de 2024 Noda advirtió que la salida de MedCruise podía dejar a Playa Blanca fuera del circuito, el Cabildo lo tachó de “irresponsable” y lo acusó de difundir rumores. Ironías del destino: hoy esa misma institución presume del itinerario que un día aseguró que nunca existiría. La hemeroteca es obstinada.
La agenda también lo es. En abril de 2024, Betancort canceló a última hora su viaje a la Seatrade Cruise Global de Miami para asistir a reuniones en Nueva York. Mientras él cambiaba destinos, Noda seguía llamando a la puerta de las navieras. Quien negocia cara a cara acaba, tarde o temprano, cosechando frutos.
Reconocer a Óscar Noda no es un capricho partidista; es justicia fáctica. Él encargó los estudios, mantuvo la presión sobre Puertos Canarios, soportó la lluvia de críticas y, sobre todo, nunca perdió de vista el principio de que “menos es más” cuando se habla de sostenibilidad y calidad turística. Playa Blanca necesitaba un defensor que mirara más allá del titular rápido; lo encontró en su alcalde.
Ahora que los cruceros boutique están a punto de hacerse realidad, sería saludable que la política insular admitiera que el éxito tiene un origen claro. La cortesía institucional se demuestra ofreciendo oportunidades, no eclipsando focos. Y si un día atraca en Yaiza el primer barco de lujo, que el aplauso empiece —y termine— en el muelle, junto al hombre que creyó cuando otros dudaban.