Betancort presume de modelo único; Corujo alerta de pérdida de identidad y colapso social
Pejeverde
El 23 de junio de 2025, el Cabildo lanza una nueva iniciativa para recalcar que Lanzarote no es un simple parque de atracciones para los visitantes, sino un territorio frágil que debe ser protegido tanto por turistas como por residentes.
El presidente insular, Oswaldo Betancort, defiende un modelo turístico «ético y responsable». El plan, elaborado por una consultora especializada y coordinado por la empresa pública SPEL-Turismo Lanzarote, prevé mesas de trabajo con administraciones, sector empresarial y ciudadanía. El mensaje principal —«dar la bienvenida a turistas que realmente valoren la isla»— se difundirá incluso antes de que aterricen.
La estrategia oficial apuesta por un enfoque integral: aerolíneas, turoperadores y empresas deberán alinear esfuerzos. Betancort subraya que se busca influir en los comportamientos sin frenar la economía, manteniendo el equilibrio de visitantes al atraer al «tipo adecuado de turista».
El grupo socialista, en cambio, tilda la campaña de mera retórica. La ex presidenta insular María Dolores Corujo reprocha al Cabildo centrarse en el marketing en lugar de gobernar con eficacia, cuando los residentes sufren la carestía de la vivienda y las plazas turísticas siguen creciendo. Pide declarar zonas de alta demanda residencial, limitar la capacidad alojativa, reinstaurar la ecotasa y frenar la especulación del suelo.
Corujo recuerda que en su etapa se impulsó la declaración de Lanzarote como «isla turísticamente saturada» y se limitó el acceso a La Graciosa, medidas que el nuevo gobierno aparcó mientras autorizaba más camas en Costa Teguise. A su juicio, la isla ha perdido los rasgos que la hacían única y ya no hay tiempo para eslóganes.
Pese a la divergencia de métodos, ambas partes reconocen la sobrecarga turística y la falta de vivienda asequible. Mientras el gobierno apuesta por la pedagogía y la selección de perfiles, los socialistas reclaman regulación estricta. Con 3,4 millones de llegadas y casi 65 000 plazas alojativas en 2024, la cuenta atrás para una solución ya está en marcha.