Arrecife reconoce al escritor que supo narrar la isla sin artificios
Pejeverde
En Lanzarote, a veces, los homenajes llegan a tiempo. Este jueves 19, la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz dejará por unas horas de ser solo edificio para convertirse en memoria viva. A las once en punto de la mañana, en el corazón de Arrecife, se celebrará el acto de entrega del Artebirgua de Honor de las Letras a Félix Hormiga, ese autor que ha sabido narrar la isla desde la quietud y el pensamiento profundo, sin necesidad de grandes aspavientos ni campañas de márketing.
El evento, que se enmarca en el IX Artebirgua Literario —una cita ya establecida en el calendario cultural del Archipiélago—, está organizado por el Ayuntamiento de Gáldar, la Biblioteca de Gáldar y la Asociación Poesía Viva de la Atlántida, y cuenta con la colaboración del área de Cultura de Arrecife. Desde el consistorio capitalino, su concejala Abigail González ha querido dejar claro que “con esta distinción honorífica se pone en valor el trabajo y el legado de Félix Hormiga, que ha contribuido de manera decisiva a enriquecer el patrimonio cultural del Archipiélago”.
La frase puede parecer institucional, pero detrás hay una verdad: Hormiga ha escrito Lanzarote como pocos, sin exotismos ni cartón piedra. Su literatura —que transita entre el cuento, el ensayo y la novela breve— ha sido siempre una excavación serena, una forma de mirar hacia adentro sin perder el paisaje.
En el acto, además del reconocimiento oficial, habrá también palabra dicha. Y no de cualquiera. El encargado de trazar la semblanza del autor será otro Hormiga, Marcos, escritor también, canario también, quizás pariente, sin duda lector y admirador. Habrá afecto en las palabras. Habrá literatura, sin más escenografía que los muros de una casa cultural que, por una vez, acogerá más letras que protocolo.
Porque no todos los días se reconoce a un autor que ha hecho de su insularidad una herramienta, no una excusa. En tiempos de ruidos y urgencias, Félix Hormiga ha sido coherente con una escritura paciente, tejida a mano, que ha mantenido la brújula ética y estética apuntando siempre hacia la raíz. En un panorama a veces demasiado volátil, su voz ha sido constante.
Este tipo de homenajes, si se hacen bien, tienen algo de acto civil. No son solo gestos, son declaraciones. Arrecife, colaborando activamente en la distinción, se reconoce a sí misma como tierra de letras, no solo de sol y cemento. Y eso, en la Lanzarote del turismo desbocado y los contenedores culturales a medio llenar, no es poca cosa.
Hormiga no escribe para el trending topic. Escribe para que el tiempo tenga sentido. El jueves, quien quiera podrá agradecerle en persona esa fidelidad.