«El primer representante ha de ser ejemplo de ética y limpieza» (2018): la frase que persigue a Corujo cuando Ferraz huele a corrupción
Pejeverde
En el pasado, durante el escándalo de la Gürtel, Dolores Corujo expresó su desaprobación hacia Coalición Canaria por alinearse con el Partido Popular y respaldar a un Mariano Rajoy afectado por un caso de corrupción significativo en España. Su intervención, que incluyó referencias al "partido de Bárcenas", la destacó como defensora de la integridad moral, exigiendo renuncias inmediatas y distanciamiento político en casos de corrupción.
Actualmente, la situación se ha revertido, con Santos Cerdán renunciando bajo la presión de un informe crítico de la UCO, lo que llevó a Pedro Sánchez a pedir disculpas con sinceridad cuestionable. Figuras importantes del partido como Felipe González y Eduardo Madina han sugerido que el presidente dé un paso atrás por responsabilidad y coherencia. En contraste, los líderes socialistas de nuestra Isla guardan silencio, evidenciando una falta de autocrítica. Es probable que, si emiten un comunicado, sea bajo la dirección de Corujo, demostrando que la disciplina partidista prevalece sobre la coherencia histórica. La inacción insular refleja una doble moral en la que la corrupción ajena es condenada mientras la propia se trata con suavidad. El escándalo de las supuestas comisiones en beneficio aparentemente para las arcas del partido socialista y la renuncia de Cerdán han sacudido al partido , desafiando a quienes se creían inmunes. La lección de la historia es clara: las palabras, como los boomerangs, siempre vuelven. Pronto, Dolores Corujo entenderá que la Gürtel y Cerdán representan la misma incoherencia política.
La cuestión flota sobre Lanzarote: si cae Sánchez, ¿caerá también Dolores Corujo, hoy diputada nacional y secretaria general insular? Su futuro —y el de varios afines— pende del mismo hilo rojo que recorre Ferraz. La ética no admite suscripciones temporales; o es para todos o es para nadie. Lanzarote, que ya escuchó sus clamores de pureza, merecería al menos una réplica de aquellas once palabras: «Debe apartarse mientras desfila por los juzgados». ¿Habrá un solo socialista conejero lo bastante valiente para repetirlas, aunque esta vez apunten al propio espejo? Cuando la honradez se convierte en silencio sospechoso, el ruido de la hemeroteca es la peor resaca.