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Playa Blanca despide a su icónica cuchara, sumiendo a las redes sociales en la tristeza

Foto. Facebook.Playa Blanca in Lanzarote

S.Calleja

Bajo el intenso sol de julio, el Paseo de la Avenida de Playa Blanca amanece distinto. El bullicio de los turistas que solían congregarse en un punto específico ha disminuido. La razón: la cuchara de la avenida, un peculiar ícono turístico, ha desaparecido.

Un trozo de metal en el suelo, una cuchara abandonada, quizás por descuido, por los obreros en los años 90, se convirtió en una extraña atracción turística. Una marca en el mapa de Playa Blanca que Google Maps y los turistas no podían ignorar. Sin embargo, estos días, el sentimiento general es de desconsuelo. La cuchara ya no está.

 

Cada día, cientos de turistas, en su mayoría extranjeros de Inglaterra, Alemania, Noruega, Italia,etc, paseaban por la Avenida, capturando imágenes de sus pies junto a la cuchara. Una tradición que se hizo viral en las redes sociales. De hecho, una página de Facebook dedicada a la cuchara acumuló más de 70,000 seguidores.

 

La noticia de la desaparición de la cuchara inundó las redes sociales. Los usuarios expresaron su tristeza e indignación, provocando una marea de tenedores y cucharas depositados en el lugar donde solía estar el famoso utensilio. Una forma simbólica de mantener viva la historia de la cuchara y una muestra de resistencia ante su pérdida.

La desaparición de la cuchara ha generado un debate importante: ¿Debería el Ayuntamiento de Yaiza intervenir, teniendo en cuenta la relevancia turística que este peculiar objeto ha adquirido en las últimas décadas?

 

Hay esperanza entre la gente que la cuchara volverá. La expectativa es que el Ayuntamiento reconozca su valor y ponga en marcha un plan que devuelva la cuchara a su lugar de origen, o quizás, alguna reacción que genere atractivo.

Mientras tanto, la comunidad sigue demostrando su apoyo, convirtiendo lo que era un objeto olvidado en un símbolo de resistencia y unión. Cucharas y tenedores aparecen cada día en el Paseo de la Avenida de Playa Blanca, transformando el lugar en un mosaico de metal y recuerdos.

A pesar de la tristeza, la historia de la cuchara ha demostrado cómo un objeto tan mundano puede unir a las personas de diferentes países y culturas, y que en tiempos de pérdida, la comunidad se une con la esperanza de mantener viva una tradición.

 Quizás el futuro de Playa Blanca ya no esté en una cuchara adherida al suelo, sino en la pasión y con la que la gente se emociona por cosas impensables. La verdadera esencia de esta historia es el amor por lo curioso, lo peculiar y cómo ello puede unir a las personas de formas inesperadas. Y eso, sin lugar a duda, seguirá viviendo en la Avenida de Playa Blanca.

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